Una Gran Iglesia – Parte 4

Parte 4 – Un Gran Desvío

Por: Daniel de León

Tenemos que trabajar duro para no llegar a ser una iglesia en donde la gracia y la verdad estén en conflicto, ambas tienen que coexistir en la iglesia. Debemos dejar de ponerles trabas a los que no creen para que se acerquen a Dios.

Una Gran Iglesia – Parte 3

Parte 3 – Grande y Valiente

Por: Juan Antonio Rdz. Guerrero

Ser valiente es decidir decir algo cuando sería más sencillo no decir nada. Si comienzas a orar por valentía, te vas a encontrar con oportunidades, y la valentía es simplemente aprovechar las oportunidades que se presentan. Porque esto es lo que hemos sido llamados a hacer. Es la forma en la que la iglesia pudo resistir el primer siglo, y en las palabras de Gamaliel, “fue un acto de Dios”, y Dios ha estado activo desde entonces, y todos somos parte de esa actividad porque nosotros somos parte de una gran iglesia.

Una Gran Iglesia – Parte 2

Parte 2 – Un Gran Comienzo

Por: Job Gaytán

Grandes respuestas: A medida que nos parecemos más a Dios y nos dejamos guiar por Él haremos las cosas correctas, no porque lo dice la Biblia, sino porque estamos dejando a Dios hacer su trabajo en nosotros. ¿El resultado de ello?; Con seguridad impactará enormemente tus relaciones, tu comunidad, tu trabajo y todo tu entorno. De esta manera seremos el reflejo de Dios en donde estemos y con quién estemos, esto es ser la iglesia.

Una Gran Iglesia – Parte 1

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Parte 1 – Un Gran Comienzo

¿Qué piensas cuando escuchas la palabra iglesia? Probablemente es algo muy lejano de lo que sentían las personas el primer gran día de la iglesia. La iglesia empezó como un movimiento. No era una institución, no había Biblias, no había una banda, no había instalaciones, no había un staff…La iglesia empezó como un movimiento alrededor de un evento histórico – La resurrección de Jesús–.

Sigue – Parte 8

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Parte 8 – Des-seguir

Por: Jeremy Fleming

Jesús invita a todos a seguirle. Ser un pecador es un prerrequisito. Tener dudas es un prerrequisito. Y eso es porque todos somos pecadores y tenemos dudas. Seguir a Jesús resulta en una fe abrumadora, pero a veces también puede ser inconveniente, costoso, y hasta vergonzoso. Puede causarnos perder oportunidades, perder negocio, o distinguirnos de entre la multitud cuando preferíamos encajar en ella. Aun los primeros seguidores de Jesús lucharon con esta tensión. Pero uno de Sus discípulos hizo la pregunta que puso todo en perspectiva: “¿A quien iré?”

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